Me besaste y en ese instante pude saborear los segundos más amargos de toda mi vida. Supe que aquella vez era distinto. Supe que aquel no era un beso como los del principio, llenos de dulzura y de pasión; pero tampoco como los últimos que me dabas, ausentes de magia y esperanza.
Me besaste y en ese instante todo se congeló: el tiempo, tu mirada, mis labios, tu mano izquierda en mi cintura, mi piel, tu mano derecha en mi cuello, mi corazón, tu boca... Y todo pareció de manera surrealista una de esas típicas escenas de película en que todo se vuelve entre azul y gris y no queda nada más que un instante congelado en el tiempo.
Me besaste y antes de marcharte apoyaste tu cabeza sobre la mía, me acariciaste los labios y diste lugar a lo que se convirtió en el día más frío de toda mi vida.
Lo más bonito de estar enamorado es el silencio. Ese silencio que se crea cuando dos personas se miran a los ojos. Porque sabes que digas lo que digas, aunque intentes decirlo de la forma más espectacular posible, jamás nada podrá acercarse a explicar cómo te sientes. Y supongo que eso es el amor: sonreir callados. - Defreds
Por lo que se ve, es verdad eso que dicen de que el tiempo cambia las cosas. Al igual que tu vida puede cambiar totalmente en un instante, cómo cuando te enamoras o cuando tienes un accidente de tráfico, tu vida también puede ir cambiando poquito a poquito, detalle a detalle, sin que apenas te des cuenta, hasta que un día lo que parecía estar al derechas termina del revés. Entonces, cuando observas cómo todo ha ido cambiando sin avisarte y sin pedirte consejo ni opinión alguna, te ves derrotada ante lo que un día era tu vida y gobernabas tú. Es como si tu propio ejército, al que creías tener controlado, te diese la espalda y de repente luchase contra ti mientras tú estás desarmada. Sí, es injusto, pero así es la vida. De repente te ves entre la espada y la pared.
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