Por lo que se ve, es verdad eso que dicen de que el tiempo cambia las cosas. Al igual que tu vida puede cambiar totalmente en un instante, cómo cuando te enamoras o cuando tienes un accidente de tráfico, tu vida también puede ir cambiando poquito a poquito, detalle a detalle, sin que apenas te des cuenta, hasta que un día lo que parecía estar al derechas termina del revés. Entonces, cuando observas cómo todo ha ido cambiando sin avisarte y sin pedirte consejo ni opinión alguna, te ves derrotada ante lo que un día era tu vida y gobernabas tú. Es como si tu propio ejército, al que creías tener controlado, te diese la espalda y de repente luchase contra ti mientras tú estás desarmada. Sí, es injusto, pero así es la vida. De repente te ves entre la espada y la pared.

martes, 20 de septiembre de 2011


Y es así, durante este tiempo aprendí que hay personas que llegan a tu vida para quedarse, y otras para una vez cumplida su misión, salir de ella.

Entendí que la vida es un vaivén de altos y bajos, y que la mayoría de las cosas no duran para siempre

Aprendí a disfrutar el "aquí y ahora", a valorar a las personas que están al pie del cañón cada vez que las cosas se tornan difíciles y a empeñarme en buscar la lectura positiva de todo eso.  Cuesta lograrlo.  Porque siempre va haber problemas, no existe persona en el mundo que nunca haya tenido algún problema, y por más duro y cruel que parezca, aparecen para algo. En estos casos, uno decide si aprender o dejarlo pasar,  tropezando 500 veces con la misma piedra. Lo importante es tener la valentía para poder enfrentar a todos nuestros miedos, problemas y dudas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario