Por lo que se ve, es verdad eso que dicen de que el tiempo cambia las cosas. Al igual que tu vida puede cambiar totalmente en un instante, cómo cuando te enamoras o cuando tienes un accidente de tráfico, tu vida también puede ir cambiando poquito a poquito, detalle a detalle, sin que apenas te des cuenta, hasta que un día lo que parecía estar al derechas termina del revés. Entonces, cuando observas cómo todo ha ido cambiando sin avisarte y sin pedirte consejo ni opinión alguna, te ves derrotada ante lo que un día era tu vida y gobernabas tú. Es como si tu propio ejército, al que creías tener controlado, te diese la espalda y de repente luchase contra ti mientras tú estás desarmada. Sí, es injusto, pero así es la vida. De repente te ves entre la espada y la pared.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Un nudo en la garganta que no te deja tragar saliva, que no te deja hablar y decir lo que de verdad piensas. Un nudo en la tripa que no te deja comer, que te inquieta. Un nudo en todo el cuerpo, que no te deja moverte, que apenas mueves los dedos y con gran esfuerzo. Un algo que te bloquea los ojos, que te quedas mirando fijamente a un punto y da igual el tiempo que pase que seguirás mirando. Otro algo en los labios que están inmoviles, que no son capaces de moverse para sonreir aunque sea un poco. Un otro algo que no sabes que es, ni lo sabrás, pero solo quieres gritar, pegar al pobre peluche de encima de tu cama, sentarte, y por último llorar hasta que tengas que levantarte al baño a por papel. El recorrido que la mayoria hacemos cuando ese nudo aparece, otra vez. Mierda otra vez...

No hay comentarios:

Publicar un comentario